
La interacción de las aves con las líneas eléctricas también puede provocar mortalidad por colisión cuando el ave choca contra los conductores aéreos. Esto se debe a la dificultad de las aves para ver y evitar estas líneas, en parte debido a la posición lateral de los ojos en la cabeza, que reduce la agudeza visual frontal. Este riesgo varía entre especies en función de su morfología, comportamiento, fenología y edad. Por ejemplo, las especies más grandes y pesadas tienen una agilidad de vuelo reducida.
En el caso de la Avutarda, ésta es la causa más importante de mortalidad no natural. En Portugal se han registrado 37 colisiones con líneas eléctricas entre 2003 y 2020 y una tasa de mortalidad de 0,12 aves/km/año. El Sisón es también una de las aves más susceptibles a las colisiones con líneas eléctricas, y esta es la principal amenaza antropogénica para la población adulta de esta especie. Se estima que el 1,5% de la población portuguesa ha fallecido como consecuencia de esta amenaza, con 63 colisiones registradas y una tasa de mortalidad de 0,2 aves/km/año.
Electrocución
El riesgo de electrocución en las aves se asocia generalmente a la utilización de líneas eléctricas como posaderos.
Saber más